Sí, estás ready para esto:

Web3 para el presente 

 Actualízate para poder usar el internet del futuro (ya más presente) tengas el perfil que tengas, pero sin tecnicismos innecesarios.

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0. Prepárate para lo que ya está aquí

No, no es algo del futuro. La Web3 ya está aquí. Hasta hace relativamente poco, no se conocía mucho más que las criptomonedas (en su versión más especulativa), los NFT o el metaverso. Pero la Web3 ha estado ahí desde mucho antes, creciendo exponencialmente sin pausa.

De hecho, para situarnos, 2021 se podría decir que fue el año del awareness: el número de wallets activas (explicaremos qué son) creció un 1800% respecto al año anterior, y el mercado de los NFT se multiplicó x30. Y 2022 el año de mayor construcción de la historia: el número de contratos inteligentes desplegados en Ethereum se disparó casi un 300%. 

Ahora viene una etapa más madura donde lidera el interés por las distintas aplicaciones de utilidad en la vida diaria, y la tendencia nos dice que con la Web3 pasará como con el internet en los noventa: quien no se actualice a tiempo perderá oportunidades.

Por eso estamos aquí. Para que no te pierdas nada.

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1. Primero de todo: breve paseo por Internet

Para entender realmente qué es la Web3 y qué implica su adopción, debemos dar antes un breve paseo por la evolución de Internet.

En los años noventa, nace lo que conocemos como Web1. Un primer Internet más bien estático dominado por protocolos abiertos y que estaba pensado solo para la lectura. Podíamos consultar o leer información, pero no interactuar con ella.

Hasta que en los 2000, a la lectura que permitía la Web1 se le añade la capa de escritura, gracias a la aparición de los dispositivos móviles o las redes sociales. Así aparece el Internet tal y como lo conocemos en la actualidad, la Web2, donde además de consultar información, podemos interactuar con ella y crear contenido. En este escenario, los sistemas siguen siendo centralizados y, pese a que podemos crear y editar, son las corporaciones tecnológicas, como Google o Meta, las que controlan y poseen la información. No somos realmente propietarios del valor del mismo.

Por ese motivo nace la Web3, para añadir una nueva capa de propiedad a la Web2. No es un Internet nuevo en sí, ya que aprovecha el mismo hardware y el sistema general ya construidos, sino que es una evolución natural del actual que pretende descentralizarlo, hacerlo más abierto y otorgar más poder a los usuarios, cambiando nuestro rol para que seamos responsables y propietarios de nuestros datos y no dependamos de terceras partes.

Bajo este contexto, podemos resumir que:

  • Web1 = lectura
  • Web2 = lectura + escritura
  • Web3 = lectura + escritura + propiedad
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1.1 Pero, ¿qué es exactamente la Web3?

Aunque no existe una definición oficial como tal, ya que es un concepto que está en construcción y es algo complejo, Packy McCormick (inversor referente en el ecosistema Web3) la define como:

“El Internet que pertenece a los creadores y usuarios, orquestado por tokens.”

Bajando un poco más en detalle, y para ver qué son y qué papel juegan estos tokens, podemos asumir que el avance diferencial de la Web3 se sustenta principalmente en estas premisas: 

  • Descentralización. Como hemos avanzado, para que la Web3 sea Web3 tiene que estar basada en la descentralización de los datos. Eso implica tanto construir en abierto, de manera que todo el mundo pueda participar en su desarrollo, como pasar la propiedad de los datos a los creadores, sin intermediarios ni terceras partes.
  • Tokenización. Para orquestar este nuevo Internet descentralizado, es necesario adoptar un mecanismo que otorgue esa propiedad a los creadores y la testifique. Los tokens son unidades de valor, activos digitales, que tienen una utilidad e implican posesión y gobernanza. Los hay de varios tipos (ahora en el siguiente bloque lo veremos en detalle) y pueden tener muchísimas naturalezas, pero en este contexto base se usan para otorgar esos derechos al propietario, tanto económicos como de decisión o pertenencia.
  • Interoperabilidad. Es el reto actual de la Web3. Este Internet no tiene que ser solo descentralizado y otorgar esa propiedad a los usuarios, sino que también tiene que ser interoperable. Que puedas llevar esa información contigo; usar tus tokens, poseer tu identidad y ejercer esos derechos en cualquier lugar de la red (web, app o incluso metaverso) independientemente de la empresa o entidad que lo haya creado.

Aunque el corazón de la Web3 es sin duda el concepto de comunidad. La comunidad es la que hace posible este nuevo Internet, es la que tiene que participar activamente en su construcción y la razón de existencia del mismo. La Web3 es revolucionaria porque pone el foco por primera vez en los usuarios, con el objetivo de democratizar Internet y darnos más control. Permite, en cierto sentido, que podamos poseer trocitos de Internet. 

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2. Lo que lo hace posible: tokenización

Lo comentábamos en el anterior bloque. La tokenización es lo que hace posible que exista la Web3, orquestarla, y lo que nos permite operar en ella.

La tokenización de activos digitales se refiere al proceso de convertir un activo físico o intangible en un token digital en una blockchain.

El token representa la propiedad o derechos de un activo y puede ser intercambiado y transferido de manera segura y eficiente sin la necesidad de intermediarios tradicionales. Permite que podamos tener un Internet descentralizado, porque los tokens son lo que otorgan esa propiedad.

Para hacernos una idea, algunas características de la tokenización:

  1. Accesibilidad: permite la división de activos en unidades más pequeñas y fraccionables, por lo que hace ese activo tokenizado más accesible para todo el mundo y permite que podamos poseer trocitos de comunidades a las que pertenecemos.
  2. Transparencia: aumenta la transparencia de los activos subyacentes, ya que todas las transacciones que involucren tokens se registran en una blockchain pública y pueden ser consultados en cualquier momento desde cualquier lugar.
  3. Liquidez: permite en los casos en los que sea útil aumentar la liquidez de los activos, porque esos activos que ahora son tokens se pueden comprar y vender en el mercado secundario de manera mucho más fácil.
  4. Eficiencia: tokenizar los activos mejora la eficiencia de las transacciones, ya que los tokens se pueden transferir instantáneamente sin la necesidad de intermediarios ni validaciones más allá que la de la blockchain, todo a través de código.
  5. Programabilidad: los tokens digitales son programables y pueden utilizarse para ejecutar contratos inteligentes (smart contracts). Así podemos automatizar muchos procesos sin perder seguridad.
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2.1 Lo que surge de tokenizar: los Tokens

Los tokens (o activos digitales) son unidades de valor que tienen una utilidad e implican posesión y gobernanza dentro de un ecosistema, proyecto o comunidad. Vamos a ver los tipos con algunos ejemplos. Hay muchísimas más clasificaciones y tipos, pero estos son los básicos que tienes que conocer. Podemos catalogar los tokens mediante dos clasificaciones.La primera, por su fungibilidad:

  • Tokens fungibles: hacen referencia a algo que se consume al uso y puede ser reemplazable. Por ejemplo, las monedas de un euro: puedes cambiar tu moneda de un euro por mi moneda de un euro porque ambas tienen el mismo valor, son intercambiables entre sí.
  • Tokens no fungibles (o más conocidos por sus siglas en inglés, NFT): son los que no pueden dividirse ni intercambiarse entre sí, ya que cada uno tiene un valor único. Por ejemplo, una obra de arte (no puedes intercambiar la Mona Lisa por el Jardín de las Delicias, porque aunque ambos son arte no son lo mismo ni tienen el mismo valor). ¿Otro ejemplo? Los DNI serían NFT si los tokenizáramos: cada persona tendríamos el nuestro y sería único.

*Postdata interesante: siguiendo con el ejemplo de tokenizar los DNI, ¿cómo podríamos evitar que alguien nos robara la identidad o nos la intercambiara? Para eso se ha creado otro tipo de tokens, los soulbound tokens (en inglés hace referencia a que están unidos a tu alma). Estos tokens, una vez generados y entregados, ya no pueden cambiarse de wallet o cartera digital, ni enviarse a nadie.Y la segunda clasificación, por el tipo de activo que hay detrás:

  • Security token: o tokens de seguridad, están directamente vinculados a activos tangibles regulados (como inmuebles, equity, bonos…), son el resultado de tokenizar estos activos del mundo físico, y por eso funcionan de forma similar a la compra y venta de acciones y tienen que cumplir una normativa específica para emitirse. Por ejemplo, si se tokenizara un inmueble podrías adquirir un security token de ese inmueble, que sería un trocito de ese inmueble con los derechos que conlleva. Su valor siempre dependería del valor del inmueble del mundo físico.
  • Utility token: los utility en cambio son tokens que no están ligados a ningún activo como tal, sino que otorgan derechos y utilidades extra a quienes lo posean. Por ejemplo, los tokens de tu empresa que recibes en Colmeia, no están ligados al valor de tu empresa o a su facturación, pero sí tienen un valor en derechos y utilidades. Con ellos puedes hacer cosas como participar en la toma de decisiones de tus proyectos o canjearlos por otras recompensas.

*Posdata interesante 2: los tokens que sirven para votar o para participar en la toma de decisiones de una empresa, proyecto o comunidad de llaman tokens de gobernanza (governance tokens). Como ves, hay muchos tipos y clasificaciones que nos estamos dejando fuera, porque no queremos abrumar, pero si te interesa profundizar puedes seguir investigando por tu cuenta. A eso se le llama DYOR (do your own research) y se usa mucho en Web3 para referirnos a que no te fíes directamente de lo que te digan sin haberte informado tú antes, hay muchos matices y puntos de vista a contrastar para poder completar la información. 

2.2 Adentrémonos más en los NFT's: utilidad y casos de uso

 Los tokens (o activos digitales) son unidades de valor que tienen una utilidad e implican posesión y gobernanza dentro de un ecosistema, proyecto o comunidad. Vamos a ver los tipos con algunos ejemplos. Hay muchísimas más clasificaciones y tipos, pero estos son los básicos que tienes que conocer. Podemos catalogar los tokens mediante dos clasificaciones.La primera, por su fungibilidad:

  • Tokens fungibles: hacen referencia a algo que se consume al uso y puede ser reemplazable. Por ejemplo, las monedas de un euro: puedes cambiar tu moneda de un euro por mi moneda de un euro porque ambas tienen el mismo valor, son intercambiables entre sí.
  • Tokens no fungibles (o más conocidos por sus siglas en inglés, NFT): son los que no pueden dividirse ni intercambiarse entre sí, ya que cada uno tiene un valor único. Por ejemplo, una obra de arte (no puedes intercambiar la Mona Lisa por el Jardín de las Delicias, porque aunque ambos son arte no son lo mismo ni tienen el mismo valor). ¿Otro ejemplo? Los DNI serían NFT si los tokenizáramos: cada persona tendríamos el nuestro y sería único.

*Postdata interesante: siguiendo con el ejemplo de tokenizar los DNI, ¿cómo podríamos evitar que alguien nos robara la identidad o nos la intercambiara? Para eso se ha creado otro tipo de tokens, los soulbound tokens (en inglés hace referencia a que están unidos a tu alma). Estos tokens, una vez generados y entregados, ya no pueden cambiarse de wallet o cartera digital, ni enviarse a nadie.Y la segunda clasificación, por el tipo de activo que hay detrás:

  • Security token: o tokens de seguridad, están directamente vinculados a activos tangibles regulados (como inmuebles, equity, bonos…), son el resultado de tokenizar estos activos del mundo físico, y por eso funcionan de forma similar a la compra y venta de acciones y tienen que cumplir una normativa específica para emitirse. Por ejemplo, si se tokenizara un inmueble podrías adquirir un security token de ese inmueble, que sería un trocito de ese inmueble con los derechos que conlleva. Su valor siempre dependería del valor del inmueble del mundo físico.
  • Utility token: los utility en cambio son tokens que no están ligados a ningún activo como tal, sino que otorgan derechos y utilidades extra a quienes lo posean. Por ejemplo, los tokens de tu empresa que recibes en Colmeia, no están ligados al valor de tu empresa o a su facturación, pero sí tienen un valor en derechos y utilidades. Con ellos puedes hacer cosas como participar en la toma de decisiones de tus proyectos o canjearlos por otras recompensas.

*Posdata interesante 2: los tokens que sirven para votar o para participar en la toma de decisiones de una empresa, proyecto o comunidad de llaman tokens de gobernanza (governance tokens). Como ves, hay muchos tipos y clasificaciones que nos estamos dejando fuera, porque no queremos abrumar, pero si te interesa profundizar puedes seguir investigando por tu cuenta. A eso se le llama DYOR (do your own research) y se usa mucho en Web3 para referirnos a que no te fíes directamente de lo que te digan sin haberte informado tú antes, hay muchos matices y puntos de vista a contrastar para poder completar la información.  

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3. Tecnología: ¿por qué blockchain?

El componente tecnológico es esencial en Web3. Es lo que permite en el fundamento esta evolución y, aunque no vamos a entrar en detalles técnicos, sí es importante entender su base teórica. 

Blockchain (o cadena de bloques) es una tecnología que estructura y recopila los datos de manera descentralizada, a través de múltiples nodos u ordenadores, para evitar que exista un solo ente central en el cual recaiga ese poder.

Las redes blockchain son, además de descentralizadas, abiertas, de manera que cualquier persona usuaria puede consultarlas, e inmutables, ya que las transacciones no se pueden cambiar una vez confirmadas. De esta manera, se deposita la confianza en el código, en lugar de en intermediarios o terceras partes, gracias a los smart contracts (o contratos inteligentes), que son piezas de código que se aseguran de que se cumpla un trato bajo ciertas condiciones, sustituyendo a los contratos en papel dentro de estas redes.

Crear una red segura, transparente y descentralizada que tenga que validar la información hace mucho más difícil que se pueda alterar o hackear esa información. Además, evita los problemas propios de la centralización actual, como las caídas, la censura, el espionaje masivo o la reventa de datos, ya que los datos ya no son controlados por un único ente sino que pasan a pertenecer a los propios usuarios.

También potencian la premisa de interoperabilidad de la Web3. Que estas redes sean abiertas permite que se pueda construir encima de ellas para mejorar dApps (o aplicaciones descentralizadas) existentes, desarrollar nuevas y conectarlas entre sí.

Las dApps (como apps, de aplicaciones, pero con la d de descentralizadas delante) son aplicaciones que utilizan tecnología blockchain para su funcionamiento y están diseñada para funcionar de manera descentralizada. Son como las aplicaciones tradicionales que usamos en el día a día pero con las ventajas de estar construidas en la blockchain, sin un intermediario central y de código abierto.

Aunque blockchain aporta ventajas sustanciales a la manera usual en la que tratamos los datos, tiene una principal desventaja. Y es que las cadenas de bloques suponen más recursos, al necesitar una red distribuida en lugar de un solo ente para validar la información.

Aún así, se ha progresado muchísimo para mitigarlo con actualizaciones en las cadenas existentes, como Ethereum 2.0 (que redujo la energía que consumía la red Ethereum original en un 99.5%), el surgimiento de redes de menor coste como Polygon o mejorando la compatibilidad entre cadenas, para que en un futuro muy próximo esta tecnología que sustenta la Web3 sea aún más asequible.

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4. Sociedad: cambios de comportamiento

Después de entender los fundamentos de la Web3, podemos deducir que este concepto no se reduce solo al fuerte componente tecnológico que la sustenta. La llegada de la Web3 implica una serie de cambios también a nivel social y económico, que evolucionarán la manera en la que nos comportamos como sociedad, nos relacionamos e incluso nos identificamos como individuos.

La tokenización de las cosas, por ejemplo, está cambiando la manera en la que nos relacionamos con las marcas, empresas, comunidades y proyectos de los que participamos. Pasamos a obtener (mediante la compra, el intercambio o también como recompensa por nuestras acciones de valor) activos digitales de esas economías, que hasta ahora eran cerradas. Estos tokens, al ser activos, además de darnos derechos de propiedad, gobernanza y utilidades también se pueden rentabilizar o incluso intercambiar en el mercado. Pero lo más interesante es que son la nueva forma de expresar nuestra identidad. 

Hasta ahora, en el ámbito de la Web2 nuestro mayor símbolo de identidad digital eran las redes sociales. Lo que colgábamos en Instagram, los grupos de Facebook a los que pertenecíamos o incluso las cuentas a las que seguíamos nos definían. Con la llegada de los tokens, y sobre todo de los no fungibles (los NFT, por el hecho de estar mayormente representados por una imagen, más legible a simple vista por el ser humano), nuestra wallet (o billetera digital) es nuestra nueva carta de presentación.

  • Una wallet es una cartera, billetera o monedero virtual donde podemos guardar nuestros tokens o activos digitales y operar con ellos. Son la aplicación que nos permite recibir, enviar y almacenar tokens. 

La mayoría son online, como un software conectado a Internet (en el vídeo de Onboarding te contamos cómo crear una con Metamask), aunque también existen físicas. En este caso son hardware, similares a un USB, y no están todo el tiempo conectadas a la red, por lo que tienen una capa más de seguridad.

Nuestra wallet, además de permitir transaccionar con estos tokens en el plano funcional, es el nuevo escaparate para almacenar y mostrar aquello con lo que más nos identificamos. A qué comunidades perteneces, qué criptomonedas utilizas, qué NFT tienes o en qué proyectos crees y estás invirtiendo.

Enséñame tu wallet, y te diré quién eres.

Esto abre nuevas posibilidades sobre todo para el marketing, ya que con el fin de las cookies tal y como las conocemos y la descentralización de los datos, las billeteras son la nueva oportunidad para segmentar usuarios y conocer sus intereses. De hecho, los propios usuarios de estas wallets suelen tener una gran disposición a conectarla a las diferentes dApps.

Pero, sobre todo, quieren pertenecer a comunidades. Unirse a DAOs (u organizaciones autónomas descentralizadas), o a canales de Discord, y participar no solo en el plano económico sino también en el de la opinión tomada en cuenta, el derecho a votación o la construcción colectiva que permite la descentralización y el poner el centro en el usuario de una manera más explícita.

  • Las DAO (Decentralised Autonomous Organization, sus siglas en inglés) son organizaciones que representan un nuevo modelo de “empresa” de la Web3 en el que la gobernanza está descentralizada y recae sobre los participantes, en lugar de en la estructura jerárquica tradicional de control y gestión, y son las personas participantes las que tienen la capacidad de proponer, votar y aprobar las decisiones. Todo eso a través de la blockchain, sin necesidad de depositar la confianza en terceros, de manera más transparente y eficiente y pudiendo operar 24/7.

Según esta tendencia, puede que en un futuro ya no trabajemos en una sola empresa, por ejemplo, sino que estaremos unidos a diversas DAO y recibiremos tokens en función del valor que aportemos a cada una y nuestra dedicación. También recibiremos tokens en recompensa por nuestras acciones de valor hacia una marca, por cada compra o cada referido, por ejemplo. El hecho es que para poder operar en la Web3, ya sea para trabajar, consumir productos o servicios o recibir recompensas por aportar valor a proyectos, necesitaremos conectar nuestra wallet.

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5. Presente: aplicaciones de hoy

Aún queda muchísimo por construir, sí, lo hemos visto y es lo interesante, pero a día de hoy ya se están haciendo muchas cosas en distintos sectores y ámbitos. Más de las que piensas.

Seguramente una de las aplicaciones más conocidas la encontramos en el mundo del arte con los NFT. Los artistas, gracias a la tecnología blockchain, ya pueden tokenizar sus obras, convertirlas en NFTs y otorgarles así una capa mayor de autenticidad y propiedad, además de poder obtener royalties (un % de los beneficios) cada vez que se revendan en el mercado secundario, pues queda todo registrado en el código. Pero no nos quedemos aquí.

Si hablamos de grandes corporaciones, encontramos muchísimos más ejemplos. Amazon o Apple ya hace tiempo que están trabajando para permitir el pago con criptomonedas en sus comercios (una forma de pago cada vez más extendida, también para plataformas como Shopify, Google Pay o Paypal). Walmart lanzará próximamente su propio token fungible. Zara o Disney ya están desarrollando sus metaversos y productos digitales. Nike compró el año pasado RTFK, una empresa que crea productos digitales en formato NFT. Netflix ha lanzado ya en varias ocasiones colecciones de NFTs exclusivas, como la del estreno de Love, Death and Robots o la de Stranger Things junto con Candy, en la que podías ganar NFTs de la serie si resolvías un juego de pistas. Starbucks tiene su programa de fidelización para clientes Odissey, o incluso encontramos Web3 en redes sociales, como Twitter, que ya permite que puedas conectar tu wallet y seleccionar uno de tus NFT como imagen de perfil, o Reddit, en la que puedes adquirir avatares en formato NFT.

Pero también están pasando muchas cosas fuera de estas grandes corporaciones. Siguiendo en el arte, en concreto en el séptimo: Bull Run, la primera película tokenizada de la historia. Ya está en postproducción y se ha financiado íntegramente, y en menos de 24h, mediante la venta de su token. Una de las ventajas de ser propietario (o holder) mayoritario de dichos tokens, era, por ejemplo, poder aparecer en la película.

O incluso en el mundo del fitness, en algunos gimnasios ya te recompensan con tokens por entrenar, en función de tus resultados, y los puedes usar para acceder a productos exclusivos, mejorar esos entrenos o sacar rendimiento sobre ellos. Sí, gracias a la Web3 te “pagan” por ir al gym.

¿Y en el mundo laboral? Justo estás dentro de otro ejemplo, en Colmeia apostamos por que las empresas puedan compartir con sus equipos de trabajo el valor que se genera. Por eso recibes tokens por cada acción de valor, con la libertad de decidir qué hacer con ellos: puedes enviarlos, compartirlos, canjearlos o holdearlos. Y en un futuro próximo se podrán hacer muchísimas más cosas. 

Tanto este ejemplo como los anteriores irán evolucionando a medida que vayamos llegando cada vez más a la adopción masiva, siendo cada vez más Web3 y teniendo más utilidades, así que esto es solo el principio.

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